Onychogomphus costae presenta una coloración críptica que lo hace rápidamente diferenciable de las otras dos especies del género presentes en la Serranía, en las que predominan colores muy contrastados como negro y amarillo en el cuerpo y verde en los ojos.

Guarda mayor parecido con su "primo", Paragomphus genei, tanto por tamaño como por la similitud en la coloración abdominal. La diferencia más notable la encontramos en la distinta morfología de los cercoides de los machos, que en esta especie recuerdan más a una tenaza que a un garfio. También la coloración del tórax es distinta, ya que en P. genei predomina el verde oliva mientras que en O. costae no hay rastro de verde y en su lugar hay distintas tonalidades amarillas y marrones suaves, acordes con el abdomen.  Los ojos son también discretos en esta especie, grisáceos (algo anaranjados o rosáceos en la parte inferior), con poco contraste con el rostro (en P. genei los ojos son verdosos y el rostro amarillento).

Se trata de una libélula rara en la provincia y más en la Serranía. Aparte de lo escasa que parece ser, también es probable que haya pasada desapercibida a los observadores debido a su coloración y comportamiento discretos. A finales de agosto de 2020 uno de los integrantes de este grupo se ha encontrado, posado con toda tranquilidad sobre las piedras areniscas que bordean su piscina, el ejemplar de las fotos de esta ficha. Esta observación puede significar la existencia de una población de esta especie en las proximidades,  por lo que sería interesante muestrear los alrededores para confirmar este punto.